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Ron Havilio
Potosi, el tiempo del viaje
Fragments - Jerusalem




Selección de comentarios

Este film es un relato personal de un viaje a través de América del Sur, durante el cual el director y su esposa visitan lugares que habían fotografiado treinta años antes. No es simplemente un road-movie, sino también un viaje en el tiempo, el tiempo de su juventud, de sus emociones y sueños de esa época. Es un film de una gran sabiduría y de una profundidad real. Yo no sentí que durase cuatro horas, y después de la proyección, no tuve ganas de ver otros largos que me parecían entonces vanos en comparación a este.

Roman Gutek, director del festival Era New Horizons
Recomendación en el programo del festival


En 1970, para su viaje nupcial, Ron y Jacqueline Havilio toman la ruta de Los Andes, provistos de cámaras fotográficas. En Bolivia, descubren Potosi, antaño la mina de plata más importante del mundo : una ciudad olvidada a 4100 metros de altitud, que una vez fue majestuosa pero sinónimo de infierno para los mineros locales. En 1999, Ron y Jacqueline hacen de nuevo el viaje a Bolivia, acompañados esta vez por sus tres hijas, emprendiendo el mismo itinerario.

Diario del segundo viaje a Potosi, el film traza un retrato de la ciudad y de sus habitantes.

En una narración estructurada y remarcablemente conducida, con aspectos de "home movie", surgen fotos tomadas 29 años antes, fragmentos mudos del pasado. Las dos facetas de la ciudad, aparecen entonces como interrogantes de las nociones de memoria y de transmisión.

catálogo del Festival Paris Cinéma


«Potosi» no es un documental sobre el trabajo de los mineros, ni un panfleto contra la pobreza en Bolivia o contra el órden mundial capitalista, y no es tampoco un reportage etnográfico exótico al estilo de la National Geographic. Este diario de viaje en los Andes es un film pausado sobre la confrontación con el pasado y sobre la reconstrucción de una familia. Vale la pena ser visto no solamente por sus imágenes sin pretención (caras, detalles de arquitectura, paisajes de montaña) sino sobre todo para contemplar el fenómeno del tiempo que pasa y se desvanece. Cuatro horas (con una corta pausa) que pasan como un parpadeo.

Agnieszka Kołodyńska y Rafał Zieliński
Potosi: un viaje al origen del tiempo
en Gazeta Wyborcza, 26 de julio 2007


La frontera entre pasado y presente se vuelve más vulnerable, y la fisura que así se crea invita a reflexionar sobre lo que es más importante en la vida. El viaje de la familia Havilio es la negación del turismo tradicional. Lo que les interesa no es el paisaje ni el exotismo, sino el hombre.

/.../ Viajar con Ron Havilio es una lección de visión, que atraviesa las barreras del espacio, de la memoria y del tiempo – asi como el espacio oscuro de una sala de cine – y nos lleva directo a la claridad.

Piotr Bogalecki, Na horyzoncie, 24 y 27 de julio 2007
La totalidad del artículo se encuentra en la parte francesa del sitio


Potosi, el tiempo del viaje : un canto de amor a la vida, al pueblo boliviano, al cine…. Tiempo de viajes, épocas plurales propicias a viajes iniciáticos, pero también viaje imposible en el tiempo, hacia un pasado inaccesible del cual se regresa con el corazón ardiendo.

Colette Salem: Proust en Potosi (articulo no publicado)


Suplemento – artículo publicado en polaco en el cotidiano «Gazeta Wyborcza»:

Potosi: un viaje al origen del tiempo

Un muy bello, sabio y sincero relato sobre el retorno. Con una duración de más de cuatro horas, "Potosi, el tiempo del viaje", nos seduce por su narración pausada, y por la combinación de excelentes fotos en blanco y negro de 1970 y otras, contemporáneas.

Ron y Jacqueline llegan a Potosi, la ciudad situada a mayor altitud del mundo, 30 años después de su primera visita. En su último viaje, tenían 20 años. Esta vez, vienen acompañados por sus hijas, Naomi, Noa y Yael. El viaje se transforma en una experiencia sobre la cual se reconstruyen sus lazos familiares. Las hijas, adultas, ayudan al padre a rodar el film, aunque Potosi en sí misma no les interesa realmente. Piensan que sus padres, particularmente su padre, le da demasiada importancia. "No es en Potosi que deberías buscar, sino en tí mismo", le dice una de sus hijas.

Ron y Jacqueline revisan la pareja. Lejos de su vida cotidiana en Israel, comprenden las razones de una tristeza interior, presente desde mucho tiempo antes en su relación. Para ella, es la marca traumatizante de la Shoah vivida por su familia, Judíos polacos emigrados a Argentina. El descubre que su sentimiento de inseguridad y de miedo fueron causados por el trabajo de su padre como agente del Mossad.

Sin embargo, los principales personajes del film son Potosi y sus habitantes. Fundada por los españoles, esta ciudad minera alimentaba en plata el Imperio Español. Obreros indios y africanos trabajaron allí en condiciones inhumanas. De nuestros tiempos, los indios trabajan en minas de zinc, sufren todavía de pobreza y muchos mueren de enfermedades del pulmón. Havilio y sus hijas bajan a las minas para filmar los mineros, y el Tio de ojos azules, el dios que protege aquellos que trabajan en las profundidades. Su camara acompaña también una manifestación de mineros, y filma momentos con los habitantes.

Los viajantes muestran fotos de su primer viaje y juntos, buscan las personas allí representadas. La mayoría han muerto, paro logran encontrar a una mujer que en la época se encargaba de una tienda de calzado y también a algunos participantes del entierro de un minero. Cuentan sus vidas y aunque éstas no sean felices, cada quién parece resignado a su destino. Incluso los niños en el jardín de infancia del barrio saben cómo serán sus vidas.

Con sus voces frágiles, cantan la historia de un minero que trabajará duro y sin salario hasta su muerte.

La tristeza de Potosi puede también verse en las viejas fotos de Ron. Hasta la música india que escuchan de nuevo les aparece entonces como una queja llena de dolor. Pero no es la verdadera faz de la ciudad, es más bien el sentimiento que atormenta el joven Havilio 30 años antes. Es la verdad que Ron descubre al final de su periplo.

"Potosi" no es un documental sobre el trabajo de los mineros, ni un panfleto contra la pobreza en Bolivia o contra el órden mundial capitalista, y no es tampoco un reportage etnográfico exótico al estilo de la National Geographic. Este diario de viaje en los Andes es un film pausado sobre la confrontación con el pasado y sobre la reconstrucción de una familia. Vale la pena ser visto no solamente por sus imágenes sin pretención (caras, detalles de arquitectura, paisajes de montaña) sino sobre todo para contemplar el fenómeno del tiempo que pasa y se desvanece. Cuatro horas (con una corta pausa) que pasan como un parpadeo.

Agnieszka Kołodyńska y Rafał Zieliński
en Gazeta Wyborcza, 26 de julio 2007


Proust en Potosi

/……/ Para luchar contra la desarticulación, el desmoronamiento ineluctable del tiempo, Ron decide respetar ferozmente el órden cronológico del rodaje : ninguna imagen del primer film es presentada en el segundo y visceversa. En una obra sobre el tiempo, la cronología es de una importancia crucial. En vez de cortar los planos y montarlos a su antojo, como un rompecabezas, Ron, animado por una fé en una lógica poco comprensible pero bien real, conserva su órden "para proteger el espesor de la realidad". /……./

Uno no se encuentra jamás ni en Combray, ni en Potosi. No se puede sino llevarlos dentro de sí.

¿ Este trabajo de memoria es un lujo que privilegia la estética, un privilegio anacrónico ?– ¿ O es la sal de la tierra, ‘la’ búsqueda espiritual por excelencia ? /……/

Potosi, el tiempo del viaje: un canto de amor a la vida, al pueblo boliviano, al cine…. Tiempo de viajes, épocas plurales propicias a viajes iniciáticos, pero también viaje imposible en el tiempo, hacia un pasado inaccesible del cual se regresa con el corazón ardiendo.

Colette Salem: Proust en Potosi (artículo no publicado)


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